Conquista de Valencia por Jaime I

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Pieza central del Retablo del Centenar de la Ploma de principios del siglo XV (actualmente en el Victoria and Albert Museum de Londres) que representa la batalla del Puig en la que aparece el rey Jaume I (con el Señal real de Aragón), acompañado de San Jorge (con su cruz distintiva), combatiendo a los musulmanes de Balansiya (aunque en realidad Jaume I no estuvo presente en esa batalla).

La conquista de Valencia por Jaime I (en árabe: بلنسية (Balansiya) fue el conjunto de maniobras militares comandadas por el rey de Aragón y conde de Barcelona Jaume I que llevaron a la incorporación a su Corona del territorio de la taifa andalusí de Valencia y de una parte de la de Murcia, constituyendo a partir de 1238 el Reino de Valencia.[1]

Conquista

Véase también: [[:Sitio de Valencia (siglo XIII)|Sitio de Valencia (siglo XIII)]]

La derrota del rey de Aragón y conde de Barcelona Pere II el Catòlic en la batalla de Muret (1213) —en la que falleció el propio monarca— puso fin al proyecto de expansión de la Corona de Aragón al otro lado de los Pirineos, por lo que a partir de ese momento aquella se dirigirá decididamente hacia el sur, aprovechando la debilidad del poder musulmán en Al-Ándalus tras la derrota del Imperio Almohade en la batalla de las Navas de Tolosa del año anterior —en la que también había intervenido Pere el Catòlic— y que había dado paso a los Terceros reinos de taifas.[2]

Mapa de la Península Ibérica en 1230. Aparecen la taifa de Valencia, la taifa de Denia y la taifa de Murcia, cuyos territorios serán conquistados por Jaime I, formando gran parte de ellos el nuevo Reino de Valencia.

Los problemas internos durante la minoría de edad de Jaume I —cuando murió su padre Pere el Catòlic solo tenía cinco años— aplazaron la prevista ofensiva hacia el sur. Se retomó en 1225 con el intento de la toma de Peníscola que fracasó por la falta de colaboración de la nobleza aragonesa. Sin embargo, el gobernador almohade de Valencia Abu Zayd, temiendo un ataque mayor desde Teruel, pactó con Jaume I el pago de un tributo anual muy oneroso, que equivalía a la quinta parte de las rentas públicas de Valencia y de Murcia, lo que provocó el descontento de la población y una revuelta de la nobleza local encabezada por Zayyan ibn Mardanish a finales de 1228 o principios de 1229 que lo obligó a huir a Sogorb junto a la frontera cristiana —por esas mismas fechas Ibn Hud se hacía con el poder en la taifa de Murcia, que extendería a Andalucía—.[3]​ Poco después Zayyan, aprovechando que Jaume I estaba ocupado en la conquista de Mallorca, atacó la región de Amposta y de Tortosa, en el Principado de Cataluña, con la probable finalidad de asentar su poder al frente de la taifa de Valencia. Este episodio que no tuvo consecuencias le servirá sin embargo a Jaume I para legitimar su ataque a Valencia en el Llibre dels feits.[4]

En aquel momento el rey, «que todavía no tenía un proyecto definido y aún menos la voluntad de crear un nuevo reino»,[4]​ había cedido la iniciativa a los nobles y a las milicias comunales del reino de Aragón, a los que había concedido la propiedad de todos los castillos y villas que pudieran ocupar en territorio musulmán. En 1231 Blasco de Alagón tomaba Morella,[5]​ y al año siguiente los peones de Teruel conquistaban Ares.[4]​ Tras estos éxitos aragoneses Jaume I decidió asumir personalmente el mando de la conquista, probablemente temiendo que se formaran señoríos prácticamente independientes como el de Albarracín. Se reunió en Alcañiz con Blasco de Alagón y con el maestre de la Orden del Hospital para diseñar la estrategia a seguir. Se decidió que se atacarían los centros neurálgicos situados en el llano, como Burriana y la misma Valencia, en lugar de rendir uno por uno los castillos y las fortificaciones.[6][7]

Cronología de la Conquista del Reino de Valencia, incluyendo las agregaciones hechas a lo largo del siglo XIX.

En la conquista comandada personalmente por Jaume I se suelen distinguir tres fases:[8]

  • La primera se inició en la primavera de 1233 y consistió en la conquista de Burriana, y tras ella el resto de lugares situados en la parte septentrional de la taifa de Valencia. Jaume I partió de Teruel para bajar hacia la costa siguiendo el valle del río Palancia y contando con la alianza del antiguo gobernador almohade Abu Zayd, allí establecido y que estaba enfrentado a Zayyan. Burriana cayó el 16 de julio, tras un difícil asedio, y a continuación se rindieron la mayoría de los castillos situados más al norte como Peníscola, Polpís, Alcalatén o Vilafamés. A partir de ese momento Burriana se convirtió en el centro logístico de la conquista: residencia de la corte real y punto de partida de las incursiones por la huerta de Valencia y la ribera del Xúquer.[9][nota 1]
  • La segunda fase, desarrollada en 1237 y 1238, consistió en la conquista de la ciudad de Valencia (en árabe: بلنسية, Balansiya). Para reunir los medios necesarios Jaume I convocó en octubre de 1236 en Monzón a las Cortes del Reino de Aragón y a las Cortes catalanas prometiendo el repartimiento de las tierras conquistadas a los que participaran. Además solicitó el apoyo del papa Gregorio IX, quien a principios del año siguiente otorgaba el carácter de cruzada a la campaña militar con las consiguientes indulgencias para los que acudieran a combatir a los enemigos de Cristo. El primer paso fue la ocupación de la pequeña atalaya de El Puig, muy cercana a Valencia, en la primavera de 1237. Junto a ella tendría lugar el 15 de agosto la decisiva batalla del Puig, en la que la victoria fue para la pequeña guarnición que había dejado allí Jaime I frente al ejército mucho más numeroso que había reunido Zayyan en un último y desesperado intento de frenar el avance cristiano. En la primavera del año siguiente fue cuando se inició el sitio de Valencia, después de haber rechazado Jaume I la oferta de Zayyan del pago de un fuerte tributo anual y la cesión de todos los castillos al norte del río Turia a cambio de la paz. Valencia capituló el 22 de septiembre y Jaume I haría su entrada solemne en la ciudad el 9 de octubre —ese mismo día la mezquita mayor sería consagrada como catedral cristiana.[12]​ Tras la caída de Valencia la frontera con los musulmanes se estableció en el rio Xúquer —a finales de 1238 o principios de 1239 Jaume I tomaba Cullera, situada en su desembocadura—.
Tratado de Almizra de 1244 que fijó la frontera sur entre la Corona de Castilla (naranja) y la Corona de Aragón (gris) en la línea Biar-Busot.
  • La tercera fase consistió en la conquista de los territorios más allá del río Xúquer, en poder de Zayyan tras la muerte de Ibn Hud en 1238. Comenzó con la conquista de Alzira en 1242, seguida al año siguiente de las tomas de Dénia y de Xàtiva, y se cerró con la toma de Biar en febrero de 1245,[nota 2]​ donde quedó fijada la frontera meridional del nuevo reino, cumpliéndose así lo establecido en el Tratado de Almizrra, firmado el año anterior por las Coronas de Castilla y de Aragón.[14]

Incorporación de las comarcas meridionales (1296-1305)

En 1264 estalló una rebeliónn de los musulmanes de Murcia y Jaume I acudió en ayuda de su yerno, el rey de Castilla Alfonso X el Sabio, y conquistó los principales centros de la revuelta (Alacant, Elx, Oriola y Murcia) pero no los anexionó al reino de Valencia, sino que pasaron a formar parte del reino de Murcia, integrado en la Corona de Castilla. Treinta y dos años después, Jaume II, nieto de Jaume I, aprovechó la crisis dinástica que se vivía en Castilla tras la muerte de Alfonso X el Sabio y entró en el reino de Murcia tomando en pocos meses Alacant, Elx, Oriola, Murcia y Cartagena. La guerra continuaría durante los cinco años siguientes y en 1301 Jaume II ocupaba también Mula y Lorca, ya cerca de la frontera con el reino nazarí de Granada. Finalmente representantes de las dos Coronas se reunieron en 1304 en Torrellas donde alcanzaron un acuerdo de paz, conocido como Sentencia arbitral de Torrellas, por el que se repartieron el reino de Murcia. El norte, de Alicante a Cartagena, quedaría en manos de Jaume II, y el sur, incluyendo la capital, volvería a Castilla. Un nuevo acuerdo firmado en Elx al año siguiente cedía Cartagena a Castilla y establecía definitivamente en Guardamar el límite meridional del reino de Valencia.[15]

Repoblación

La repoblación del territorio por cristianos venidos del norte no siguió de manera lineal las fases de la conquista por lo que muchas zonas no fueron ocupadas inmediatamente —la escasa afluencia inicial obligó a mantener a la población musulmana para que las tierras siguieran produciendo—, sino después de las grandes revueltas de 1247 y de 1276 encabezadas por Al-Azraq, que se saldaron con el desalojo o la reubicación de los mudéjares.[16]

En una primera etapa, entre 1232 y 1236, fue repoblado el norte, entre Morella y Borriana, aunque todavía subsistieron algunos núcleos musulmanes, como Cervera, Peníscola y Xivert. En este área la nobleza tuvo una destacada participación, con dominios tan extensos como el de Blasco de Alagón o los de las órdenes militares del Temple y del Hospital, que superaron a los del patrimonio real, reducido a las villas más importantes. El método empleado fue el de la concesión de cartas pueblas, otorgadas tanto por la corona como por los señores laicos y eclesiásticos.[17]

Pintura mural del castillo de Alcañiz que representa la entrada de Jaume I en Valencia.

En la repoblación de la ciudad de Valencia y de su huerta, así como de las comarcas cercanas, se siguió el sistema que se había empleado en Mallorca de donaciones concretas e individuales que fueron registradas en el Llibre del Repartiment, «una especie de inventario y división del botín territorial obtenido, que incluía tanto las concesiones de casas y tierras a los pequeños pobladores, en lotes familiares más o menos homogéneos, como los rafales y las alquerías otorgados a la nobleza y repoblados posteriormente a través de cartas pueblas o de establecimientos individuales». En el caso de la ciudad de Valencia, las casas y heredades de sus habitantes musulmanes (expulsados de ellas) fueron repartidas entre los conquistadores según su categoría social —los nobles recibieron los bienes de la aristocracia musulmana, que incluía las mejores casas y las fincas cercanas—. «Pero el control del repartimiento por parte de la monarquía impedirá la formación de grandes estados nobiliarios que pudieran rivalizar con la corona», ha puntualizado Antoni Furió.[18]

La repoblación del territorio al sur del Xúquer no comenzó realmente hasta después del aplastamiento de la revuelta musulmana de Al-Azraq de 1247 que supuso expulsiones masivas y traslados forzosos de la población islámica, absolutamente mayoritaria hasta ese momento —la presencia cristiana prácticamente se limitaba a los nobles que ocupaban las fincas y los palacios urbanos de la aristocracia árabe, de Alzira o de Dénia, y solo unos pocos centenares de familias cristianas se habían adentrado más allá del Xúquer—.[19]​ «En estas tierras meridionales, el protagonismo de la corona era ya absoluto, libre de injerencias nobiliarias, y toda la estrategia colonizadora , basada más en criterios militares que agrícolas, se orientaba a la consolidación y articulación del territorio conquistado. De aquí el asentamiento de los repobladores en hábitats concentrados y fortificados... en contraste con el poblamiento disperso de la huerta de Valencia, donde se había mantenido el modelo anterior a la conquista. La red de centros colonizadores, todavía débil en los años cincuenta y sesenta —en total, apenas una decena al sur de Xàtiva: Gandia, Dénia, Llutxent, Albaida, Ontinyent, Cocentaina, Bocairent y Alcoi—, recibirá un nuevo impulso con las últimas revueltas musulmanas de 1276, que dieron lugar a nuevas deportaciones y reasentamiento de la población islámica, confinada en reservas montañosas, y una nueva oleada de repobladores cristianos», ha señalado Antoni Furió.[20]

Los primeros repobladores —no consta en ningún documento la hipotética existencia de mozárabes en la taifa de Valencia[21][22][23][24][25][26][27][28]​ fueron las tropas, tanto peones o como caballeros, que participaron en la conquista, a los que siguieron campesinos, mercaderes, artesanos, sacerdotes, etc., todos ellos procedentes en su inmensa mayoría de Cataluña y de Aragón —también gentes de toda la geografía europea cristiana que atendieron a la llamada de la cruzada—.[29][30][31][32]​ Durante un tiempo se sostuvo que los colonizadores procedentes de Cataluña se habrían establecido en la costa y los de Aragón en el interior, aportando como prueba la división lingüística posterior entre las comarcas valencianoparlantes litorales y las castellanoparlantes interiores. Sin embargo, según Antoni Furió, «no parece que el establecimiento de repobladores se efectuase de manera preferente en una o en otra zona, en función de su procedencia, ya que catalanes y aragoneses se asentaron indistintamente en la costa y en el interior, en tierras de señorío y del rey, en grupos homogéneos o mezclados entre ellos». Lo que acabaría sucediendo, subraya Furió, es que «el nuevo país se insertaría gradualmente dentro del área cultural y lingüística catalana, ya que tanto la lengua de la administración, desde la cancillería real a las escribanías municipales, y la de los negocios, la de los intercambios comerciales, como la de la calle, la que se hablaba mayoritariamente en las villas y pueblos del país, era el catalán».[33]

Notas

  1. En algún hecho de armas de ese momento se situaría la legendaria anécdota que vincula la cimera del rey conquistador con un murciélago.[10]​ Sin embargo, no parece que el murciélago o rat penat tenga nada que ver con Jaume I y sí con la cimera del dragón alado instaurada por Pere el Cerimoniós:[11]
  2. "Jaime I se presentó ante las puertas de la villa de Biar el 5 de septiembre de 1244 y comenzó su asedio, que duró hasta el mes de febrero de 1245. El qa’id de Biar, Muça Almoravit, rindió el castillo bajo la promesa de que pudiesen permanecer en la villa y que se les respetase su çuna y xara. Con la sublevación de Alazraq de 1256 Don Jaime aplicó severas medidas que posiblemente conllevaron la expulsión de los habitantes de este lugar, siendo repoblada con gentes de Aragón y Cataluña. Una vez asegurada la villa fue la base fuerte de la ayuda aragonesa a la corona castellana, en el momento de la sublevación mudéjar de 1264. Durante la sublevación de los sarrains paliers ocurrida al final de la vida de Jaime I, este castillo fue cárcel del Maestre del Temple Don Pedro de Moncada, apresado en la batalla de Luchente por los sublevados, y en 1287, Biar pasó a ser villa real con voto en las Cortes".[13]

Referencias

  1. Baydal Sala, Vicent (2018). Corts Generals del Regne de València: Corts Valencianes 600 anys. Corts Valencianes. ISBN 978-84-89684-51-5. 
  2. Furió, 1995, pp. 21-22. «La victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa, 1212, marca un punto de inflexión en la orientación general de la península, al acentuar la desintegración de la estructura socio-política musulmana y abrir el camino para una rápida ocupación del territorio andalusí».
  3. Furió, 1995, p. 22; 25-26.
  4. a b c Furió, 1995, p. 26.
  5. «Morella turística - Historia». Archivado desde el original el 7 de septiembre de 2014. Consultado el 20 de diciembre de 2014. 
  6. Furió, 1995, p. 26-27.
  7. Mata, Jordi (octubre de 2012). «Jaume I. Rei i Mite». Sàpiens (Barcelona) 121: 8-14. ISSN 1695-2014. 
  8. López Elum, 2006, p. 59.
  9. Furió, 1995, p. 27.
  10. Medel, Ramón (1846). El blasón español o la ciencia heráldica. Barcelona. pp. 161-162. Consultado el 23 de diciembre de 2014. 
  11. Montaner Frutos, Alberto (2013). El señal del rey de Aragón: historia y significado (PDF). Reimpresión electrónica corregida. Zaragoza: Institución Fernando el Católico. pp. 110-111, 59-60. Consultado el 23 de diciembre de 2014. 
  12. Furió, 1995, pp. 27-29.
  13. Ficha del "Monumento" denominado "Castillo y Murallas de Biar", Dirección General de Patrimonio, Generalitat Valenciana.
  14. Furió, 1995, pp. 29-30.
  15. Furió, 1995, pp. 30-31.
  16. Furió, 1995, p. 37-38.
  17. Furió, 1995, p. 38.
  18. Furió, 1995, pp. 39-40. «Incluso en las comarcas más interiores —los Serrans, la Foia de Bunyol o la Vall dels Alcalans—, el tamaño de los señoríos, determinada por las donaciones reales, no sobrepasó el ámbito territorial de un antiguo castillo o de un poblado fortificado».
  19. Furió, 1995, pp. 40-41.
  20. Furió, 1995, p. 41-42. «La afluencia de pobladores no se detendría con estas últimas aportaciones del siglo XIII, sino que continuaría en las centurias siguientes, con un irregular pero initerrumpido».
  21. Barceló, Carme (1 de abril de 1996). «Mossàrabs de València i «llengua mossàrab»». Caplletra. Revista Internacional de Filologia (en ca-ES) (20): 183-206. ISSN 2386-7159. doi:10.7203/caplletra.20.7358. Consultado el 24 de julio de 2022. «Resulta enigmàtic no trobar referències als cristians andalusins d'aquest territori en el segle XIII. Res no diuen sobre ells els nombrosos diplomes i documents reials, notarials i eclesiàstics d'aquesta època que s'han conservat, ni l'autobiografia del rei en Jaume, ni cròniques com la de Muntaner, tan pròximes a les accions de conquista. Tampoc no hi ha testimonis en el plet entre Toledo i Tarragona pel bisbat de València.» 
  22. Barceló Torres, Carmen; López Elum, Pedro; Rodrigo Lizondo, Mateu (1980). «Recensión de los Orígenes del reino de Valencia. Cuestiones cronológicas sobre su reconquista». Hispania (144). 
  23. Palomo, Cristian (2018). «A propòsit de les teories de la creació de la Corona d’Aragó mitjançant el casamiento en casa i l’extinció del llinatge barceloní el 1137». Revista de Dret Històric Català 17. ISSN 1578-5300. 
  24. José Luis Villacañas (2003). Jaume I el Conquistador. Espasa.  Texto «ISBN 9788467010534» ignorado (ayuda)
  25. Salrach, Josep Maria (2011). «Jaume I, una valoració del seu regnat». Jaume I. Commemoració del VIII centenari del naixement de Jaume I. ISBN 978-84-9965-085-2. 
  26. Baydal, Vicent; Palomo, Cristian (2020). Pseudohistòria contra Catalunya (en catalán). Eumo. ISBN 8497666895. 
  27. Puente, Arturo (6 de marzo de 2020). «Ni Colón era catalán ni Catalunya fue un condado aragonés: un libro desmonta la pseudohistoria de ambos bandos». eldiario.es (Diario de Prensa Digital S.L.). Consultado el 12 de septiembre de 2021. 
  28. Tena, Violeta (8 de octubre de 2020). «L'encara incòmode passat andalusí valencià». El Temps (Edicions del País Valencià). Consultado el 14 de octubre de 2020. 
  29. Thomas N. Bisson (1986). The Medieval Crown of Aragon. Oxford University Press. ISBN 0198202369. 
  30. Enric Guinot (1999). Fundadors del Regne de València. Tres i Quatre. ISBN 8475025919. 
  31. Guinot Rodríguez, Enric (2002). «El repoblament aragonés: colonització i llengües (segles XII-XIII)». Caplletra. Revista Internacional de Filologia (en catalán) 32: 85-94. 
  32. Bolòs, Jordi: Diccionari de la Catalunya medieval (ss. VI-XV). Edicions 62, Col·lecció El Cangur / Diccionaris, núm. 284. Barcelona, abril del 2000. ISBN 84-297-4706-0, planes 255-256.
  33. Furió, 1995, pp. 43-44.

Bibliografía

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  • Coscollá Sanz, Vicente (2003). La Valencia musulmana. Colección Tierra viva. Valencia: Carena Editors. ISBN 84-87398-75-8. OCLC 54192618. Consultado el 15 de febrero de 2012. 
  • Furió, Antoni (1995). Història del País Valencià (en valenciano). Valencia: Edicions Alfons el Magnànim. ISBN 84-7822-159-X. 
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  • Torró Abad, Josep (2006). El naixement d'una colònia: dominació i resistència a la frontera valenciana, 1238-1276 (en valenciano) (2ª edición). Valencia: Publicacions de la Universitat de València. ISBN 84-370-6458-9. OCLC 70766778. Consultado el 15 de febrero de 2012. 
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